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El apego es un vínculo emocional recíproco y duradero entre el infante y su cuidador, cada uno de los cuales contribuye a enriquecer la calidad de la relación. Desde una perspectiva evolutiva, el apego tiene valor adaptativo para los bebés pues asegura la satisfacción de sus necesidades psicosociales y físicas.
El apego es un proceso natural y tiene una gran importancia para el desarrollo emocional del bebe ya que implica el comienzo de la vida emocional y su desarrollo va a impactar en la vida afectiva del bebé y en el tipo de vínculos que va a establecer en el futuro.
El etólogo John Bowlby (1951) desarrollo la Teoría del apego y lo define como el vínculo emocional que desarrolla el bebé con los adultos que se encargan de sus cuidados. El bebé es un ser completamente dependiente de los cuidados de sus adultos más cercanos, estos cuidados cubren las necesidades básicas (alimentación, sueño, protección, abrigo, etc.) y es lo que permite que el bebé pueda sobrevivir. El apego se construye en base a las respuestas que dé el cuidador a esas necesidades.
Un buen proceso de apego tiene estas 3 características:
Sintonía: la armonía entre el estado emocional del bebé y sus cuidadores. La sintonía se desarrolla cuando el adulto responde a las necesidades afectivas del niño.
Equilibrio: tiene lugar cuando el bebé es capaz de equilibrar sus estados internos gracias a la sintonía.
Coherencia: se produce cuando el bebé es capaz de integrar el estado emocional.
En todos estos casos, lo que el bebé hace durante la ausencia o falta de respuesta del cuidador no nos permite categorizar el tipo de apego, si no lo que los bebés hacen cuando el cuidador regresa o responde. El componente importante es de qué manera el bebé utiliza al cuidador para obtener consuelo durante su presencia, es decir, la relación de apego que establece. A través del apego, el bebé desarrolla estrategias para regular el estrés relacionado con los afectos, y este desarrollo se produce en el contexto de la responsabilidad por parte de los cuidadores a las señales de estrés del niño.
Al año de vida, el bebé ya ha establecido un estilo característico de apego. Según Bowlby, los estilos de apego son el resultado de interacciones repetidas con un cuidador.
Estilos de Apego
Los bebés con un apego seguro son flexibles y resilientes ante situaciones de estrés. A veces lloran cuando el cuidador se va, pero son capaces de obtener el consuelo que necesitan una vez que el cuidador regresa. Algunos bebés con apego seguro se muestran cómodos cuando se los deja con un desconocido durante un breve lapso; no obstante, expresan claramente su preferencia por el cuidador en el episodio de reencuentro: le sonríen, lo saludan y se acercan a él.
En contraste, los bebés con un apego evasivo se muestran afectados cuando el cuidador sale o regresa. Por lo general, continúan jugando en la habitación y suelen interactuar con el desconocido. No obstante, cuando el cuidador regresa, lo ignoran o rechazan, en ocasiones alejándose de él deliberadamente. Estos bebés suelen mostrar pocas emociones positivas o negativas.
Los bebés con apego ambivalente (resistente) muestran ansiedad incluso antes de que el cuidador se vaya, en ocasiones acercándose al él en busca de consuelo cuando el desconocido los mira o se acerca a ellos para interactuar. Son extremadamente reactivos a la salida del cuidador de la habitación y suelen mostrarse muy molestos. Una vez que el cuidador regresa, estos bebés suelen permanecer molestos por largos periodos: patean, gritan, se rehúsan a que se los distraiga con juguetes y, en ocasiones, arquean su espalda hacia atrás alejándose del contacto. Muestran una combinación de comportamientos que buscan proximidad y muestran enojo, y son muy difíciles de calmar.
Los beneficios de un apego seguro
Favorece una buena autoestima.
Fomenta los lazos y vínculos afectivos saludables.
Evita la dependencia emocional.
Es la base del bienestar futuro.
¿Cómo desarrolla un estilo de apego seguro?
Prestar atención a lo que comunica el bebé para poder dar respuesta a sus necesidades y generar confianza.
Generar seguridad y confianza respondiendo a las necesidades y aumentando los tiempos de espera gradualmente, de esta manera, cuando el bebé sabe que será atendido, no tendrá ansiedad al esperar.
Mostrar apoyo en situaciones de cansancio, de estrés o de ansiedad.
Animar que el bebé/niño haga cosas por sí mismo, y deja que lo haga. Poco a poco ira desarrollando importantes habilidades que le darán confianza en sí mismo.
Felicitar al bebé/niño por sus pequeños logros diarios, aunque no comprenda tus palabras, entiende la entonación y la actitud positiva.
Los padres deben cuidarse. El bebé es capaz de percibir el estado de ánimo de sus figuras de apego, si lo que percibe es bienestar desarrollara mayor confianza.
Compartir el papel de figura de apego. Varias figuras de apego hacen que el bebé confíe en más personas y al mismo tiempo aseguras que sus necesidades sean atendidas.
No escatimar las muestras de afecto hacia el bebé.
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