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El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), es una condición de origen neurobiológico y se manifiesta con dificultad para concentrarse, controlar los impulsos y la necesidad de movimiento y acción.
Se inicia en la infancia, continúa en la adolescencia y perdura en muchos casos hasta la edad adulta. Para su diagnóstico las características deben estar presentes desde la infancia (antes de los 12 años) y debe aparecer como mínimo en dos contextos (escuela y familia).
El TDAH tiene un grupo de signos característicos en tres áreas:
Atención:
No presta atención suficiente a los detalles.
Comete errores por descuido.
Dificultad en mantener la atención en las tareas.
Evitan tareas que requieren esfuerzo mental.
Parece no escuchar.
Se distrae con estímulos irrelevantes.
Tiene dificultad para prestar atención a dos estímulos distintos al mismo tiempo
2. Impulsividad:
Actúa sin pensar.
Responde precipitadamente.
Interrumpe y se entromete.
Se muestra impaciente.
Mal humor e irritabilidad.
No sabe perder.
Se pelea por cualquier cosa.
Destroza sus propias cosas y las de otros
3. Hiperactividad:
Mueve en exceso manos y pies.
Le cuesta quedarse sentado cuando lo debe hacer.
Corre y trepa en situaciones inapropiadas.
Le cuesta participar en actividades de forma tranquila.
Actúa como si estuviera activado por un motor.
Habla en exceso.
Mayor intensidad al expresar sus emociones.
Va de un lado a otro sin motivo aparente.
Le cuesta esperar su turno.
Presentaciones clínicas
El TDAH se manifiesta de manera diferente en cada sujeto, no todas las características aparecen por igual y por eso se puede hablar de tres tipos de presentación:
Presentación con falta de atención o inatento: en este caso la característica que predomina es la dificultad para centrar la atención.
Presentación predominantemente hiperactiva - impulsiva: se trata de un predominio de las características que conllevan dificultades para el autocontrol.
Presentación combinada o mixto: el tipo mixto engloba los tres tipos de características mencionadas.
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“La respuesta comportamental del TDAH es como resultado de un fallo en las funciones ejecutivas”
¿Qué son las Funciones Ejecutivas?
Las funciones ejecutivas son procesos cognitivos implicados en el control consciente del comportamiento y son necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para alcanzar metas. Las funciones son las siguientes:
Memoria del trabajo (visual, auditiva).
Autorregulación.
Dirección del foco de la atención (conducta atencional).
Resolución de problemas.
Planificación.
Lenguaje (auto-diálogo).
Evaluación e intervención multidisciplinar en el TDAH
Evaluación médica: se requiere una evaluación completa para asegurar que no se está ante un problema de tipo médico o fisiológico. Determinar la necesidad de tratamiento farmacológico.
Evaluación psicopedagógica: valoración cognitiva - conductual y del estilo de aprendizaje, evaluar el nivel de competencia curricular. Determinar la necesidad de estrategias de aprendizaje y adecuaciones en el contexto escolar.
Evaluación psicológica: valoración del estado emocional, conductual y vincular. Determinar la necesidad de estrategias de regulación emocional, control de la impulsividad y entrenamiento de habilidades sociales.
Todas las valoraciones e intervenciones deberán ser en todos los contextos en los que el sujeto desarrolle su vida cotidiana: familia, escuela, club y otras.
Algunas ideas para acompañar a las personas con TDAH:
El TDAH tiene sus bases en la organización de los circuitos cerebrales y por lo tanto la detección oportuna y la intervención temprana son muy importantes para potenciar el desarrollo y prevenir otras dificultades asociadas a esta condición (depresión y ansiedad entre otras).
La psicoeducación sobre el TDAH y sus características a las personas que tienen la condición ayudará a tener una mejor comprensión de sí mismos, a no sentirse diferentes ni inferiores y además les permite una mejor adherencia a los tratamientos de apoyos.
La psicoeducación sobre el TDAH y sus características a las familias, compañeros y docentes permitirá mayor empatía y mejor acompañamiento de sus trayectorias escolares y sociales.
Permitir que la hiperactividad pueda desarrollarse de un modo adecuado a través de estrategias que los mantengan activos sin realizar conductas inadecuadas (educación física, pedir que reparta material, entre otras).
Enseñar técnicas y estrategias para aprender a controlar sus impulsos (técnica del semáforo y de la tortuga).
Entrenar su atención.
Enséñale técnicas de relajación.
Cuidar y reforzar su autoestima.
Mostrar apoyo y comprensión en todo momento
No etiquetar ni criticar, si pudiera hacerlo bien lo haría. No puede evitar actuar como lo hace. Es importante generar la oportunidad de que lo pueda hacer con éxito.
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