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El maltrato infantil es un acto de violencia que puede ser física, verbal, psicológica o sexual sobre el niño o la niña. El maltrato abarca, por lo tanto, conductas muy variadas desde golpear, manipular, abusar o no atender a sus necesidades.
El maltrato infantil es un problema de gran complejidad y heterogeneidad. Es un tipo de violencia infringido hacía un menor que se agrava por una relación asimétrica, donde el agresor abusa de su posición de poder y la víctima no dispone de estrategias para comprenderlo, defenderse y afrontarlo.
El maltrato infantil da lugar a una disfunción en el desarrollo del niño o la niña. Si en cualquier etapa de la vida la presencia de acontecimientos estresantes o situaciones adversas afecta a la salud física y psicológica, durante la infancia el impacto puede ser dramáticamente significativo. Ya que no afecta a un individuo maduro, sino a un individuo en fase de desarrollo que requiere condiciones externas de estabilidad y protección.
Existen muchas formas de maltrato, algunas de ellas al no ser tan explicitas, pueden ser consideradas de menor importancia y quedan invisibilizadas, pero las consecuencias son igualmente graves para el desarrollo de las infancias. Tomar conciencia de este problema es una necesidad social y es responsabilidad de las familias, educadores y toda la comunidad.
Tipos de maltrato infantil
Maltrato físico: acciones que provocan daños físicos en el cuerpo de los niños, sean visibles o no, como golpes, quemaduras, fracturas, etc.
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Abuso sexual: cuando un adulto ejerce abusivamente su poder hacia un niño o niña implicando su propia satisfacción sexual.
Maltrato psicológico y emocional: cuando los hechos de los adultos generan en los niños sentimientos de humillación, descalificación y manipulación. La manipulación es un acto en el cual se convence al niño o niña para que piense o actúe de determinada manera.
Por negligencia: es la desatención de los niños, la no protección ante riesgos y la ignorancia de sus necesidades básicas por parte del adulto que debería cuidarlo y protegerlo.
En la Argentina...
Según los datos publicados por Unicef respecto de un estudio de 2017 en relación al maltrato infantil, en la Argentina, 7 de cada 10 niños y niñas de entre 2 y 4 años sufren episodios de violencia que incluyen castigos físicos y maltrato psicológico.
Aunque la Argentina se encuentra levemente debajo de las cifras globales, no deja de incluir en el segmento de niños de 2 a 4 años un 54,4% de castigo físico, un 62,5% de agresión verbal y un 72,9% de otras prácticas violentas en la infancia.
Consecuencias del maltrato infantil
Son muchas las consecuencias del maltrato infantil y todas dejan marcas importantes en quien lo sufre. Los niños y niñas maltratados suelen presentar las siguientes consecuencias:
Dificultades para expresar sus necesidades ya que le que no les resulta fácil reconocerlas
Dificultades para identificar y manejar sus emociones.
Retrocesos en el desarrollo, afectando al control de esfínteres, el sueño, el habla, la socialización, etc.
En muchas ocasiones recurren a intentos desesperados por encontrar la calma y se autolesionan.
Dificultades de concentración y de aprendizaje.
Falta de confianza en sí mismos, pobre autoconcepto y baja autoestima.
Dificultades en las interacciones y relaciones sociales.
Reacciones de tristeza, ansiedad y enfado, consecuencias afectivas como culpa y vergüenza, miedo y pánico, estrés postraumático, etc.
Las consecuencias y el grado en el que el abuso afecta a la víctima pueden variar dependiendo de varios factores como: la actitud de los cuidadores, la edad, frecuencia e intensidad, nivel de violencia y amenazas, entre otros. Es importante prestar atención especial a cualquier síntoma de maltrato y actuar ante la situación. Para disminuir la intensidad de las secuelas.
Signos de Alerta
Muchos niños y niñas deciden callar ante el maltrato por miedo, desconocimiento e impotencia, por eso es importante prestar atención a las señales para reconocerlo.
Cambio de carácter y de conducta significativo.
Se encierra en sí mismo.
Tiene conductas regresivas, realiza conductas que no son acordes a su edad y etapa de desarrollo como la enuresis.
Se vuelve miedoso y temeroso.
Se muestra con angustia sin motivo aparente.
Cansancio, apatía y tristeza permanente.
Conductas agresivas.
Evita el contacto con otras personas.
Tiene pesadillas
Muestra problemas de aprendizaje y un descenso significativo del rendimiento escolar.
No habla, si habla no mira a la cara de las personas.
Si logra contarlo, tiende a proteger al agresor y minimizar lo ocurrido (puede estar amenazado)
Se observan signos físicos, moratones, roturas sin causa, heridas genitales, etc.
La presencia de estos signos sirve para ponernos en alerta sobre un posible maltrato, pero no confirman la presencia de abuso. En estos casos debemos acudir con urgencia a un especialista.
¿Cómo ayudar a los niños y niñas que sufren maltrato?
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